Bate la mantequilla con el azúcar glass hasta que se suavice. Agrega las yemas con la esencia de vainilla. Añade poco a poco la harina. Bate hasta que se forme una masa homogénea. Refrigera por 30 minutos.
Estira la masa hasta un grosor de 5 mm, aproximadamente. Corta las galletas con un cortador con forma de huevo. Coloca las galletas en una charola con papel encerado y hornea por 25 minutos o hasta que comiencen a tomar un ligero tono dorado de las orillas. Enfría y reserva.
Para el glaseado, mezcla el azúcar glass con el jugo de limón. Debe quedar espeso. Si queda muy líquido, tardará más tiempo en secar y se escurrirá de la galleta.
Divide el glaseado en partes iguales, dependiendo de los colores que quieras utilizar. Pinta cada glaseado con los colorantes vegetales.
Cubre las galletas con el glaseado sin llegar hasta la orilla. Deja secar por 8 horas o toda la noche. Coloca el glaseado de cada color en conos de papel encerado o mangas pasteleras.
Con las galletas glaseadas secas, decora con la combinación de colores que desees. Puedes formar líneas, flores, puntos, cuadrículas. Deja secar por completo las galletas.